Ñoquis de ricota... y salsa de tomates de la huerta

Hace algunos meses mi novio fue a hacer las compras y volvió con un paquetito de semillas de tomate platense. Como ya les conté en un post anterior, mi abuela tenía una gran huerta en ésta casa, así que decidimos hacer honor a todo el terreno aprovechable que tenemos y hacer la prueba también. Tengo que confesarles que yo, personalmente, no me metí mucho en el asunto, y más bien dejé que él incursione por su cuenta e investigue, a ver qué pasaba. Empezó armando pequeños plantines, luego los pasó a tierra, los cuidó bastante tiempo y bueno... El resultado fue una enorme huerta de tomates grandotes.


La verdad, me sorprendí de lo rápido que vimos resultados. Luego de pasarlos a tierra y hacerles los correspondientes tutores y canaletas de riego, los tomates empezaron a crecer a velocidades inusitadas. Regándolos dos veces al día (el riego es recontra importante: cuanta más agua, mejor), nos ibamos a dormir,  y al día siguiente las plantitas habían crecido entre 5 y 10 centímetros. ¡No los estoy cargando! No les echamos fertilizante ni nada parecido, sólo hubo que prestarles atención y trabajar duro para que no les falten agua y sol. Finalmente empezaron a aparecer las primeras florcitas, luego los tomatitos verdes, y hace una o dos semanas por fín se pusieron rojos. Listos para comer.

Ya que la huerta no fue responsabilidad mía, mi parte del trato (por así decirlo) fue encontrar recetas e ideas para aprovechar la cosecha. Por alguna razón los tomates caseros tienen una vida útil mucho menor que los comprados en la verdulería, por lo que hay que comerlos rápido o empezar a repartir entre parientes y amigos para que alguien se beneficie antes de que se pongan feos. Ayer puse manos a la obra y preparé una salsa de tomate bien potente. Y para acompañar... ¡ñoquis de ricota!

Para la salsa van a necesitar: 
- 3 tomates (medianitos)
- 1/2 cebolla blanca
- 1/2 morrón rojo (o verde, el que les guste)
- Puré de tomate (aprox. medio cartón)
- Aceite de oliva - dos cucharadas
- Sal, pimienta, pimentón, orégano y provenzal - Cantidad necesaria

Para los ñoquis: 
- 500 grs. de ricota magra
- 2 huevos 
- 300 grs. de premezcla sin TACC (y un poquito más para amasar)
- 2 cucharadas de queso rallado 
- Sal, pimienta y nuez moscada - Cantidad necesaria

1. Lo primero que vamos a hacer es ocuparnos de la salsa. Pelamos la cebolla, le sacamos las semillas al morrón, y picamos todo bien. Salteamos eso en una cacerolita con dos cucharadas de aceite de oliva. Luego tomamos los tomates, los lavamos bien, y los cortamos en cuadraditos chiquititos. Cuando la cebolla esté transparente, los agregamos a la cacerola y revolvemos bien.

2. Bajamos el fuego y dejamos que los tomates larguen su jugo. Después incorporamos el puré de tomate, y condimentamos con la sal, pimienta, y la hierbas. Revolvemos bien cada tanto, para que no se pegue nada, y vamos probando para comprobar y rectificar los condimentos. Usé hierbas secas porque no tenía tiempo de comprar frescas, pero ustedes pueden usar las que quieran en el formato que prefieran.

3. Mientras dejamos que se haga la salsa, arrancamos con los ñoquis. En un bowl ponemos la ricota, los dos huevos, el queso rallado y los condimentos (sal, pimienta y nuez moscada). Mezclamos todo bien con un tenedor hasta que queda incorporado. Dato importante! Rompan los huevos en una taza aparte y no directamente en el bowl. Si alguno llega a estar podrido, se arruina toda la preparación.

4. Vamos agregando la premezcla DE A POCO y revolviendo suavemente hasta incorporar sin que se hagan grumos. Usé la premezcla para pastas Padoan. Vamos a ir dándonos cuenta cuando la preparación necesita más premezcla o no. Una vez que notamos que no se pega en el tenedor fácilmente, listo! Metemos mano y trabajamos con cuidado hasta formar un bollo.

5. Esparcimos premezcla en la mesada, y volcamos nuestro bollo. Separamos la masa en bollitos y luego hacemos tiras finitas. Preparamos una fuente con un poco de premezcla para ir poniendo nuestros ñoquis. Que sea una fuente grande donde tengan espacio de sobra para estar bien separaditos unos de los otros y no pegarse. ¡Los ñoquis no son seres muy sociables cuando están crudos!

6. Cortamos los chorizos de masa en cuadraditos de aprox. 2 centímetros. Luego los pasamos por una ñoquera o tenedor para que queden rayaditos. Es importante que a toda hora los ñoquis estén cubiertos de suficiente premezcla como para no pegarse a nuestras manos, ni a la ñoquera, ni a la mesada. A medida que están listos, los ponemos en la fuente.

7. Mientras tanto, ponemos a hervir agua en una olla bien grande. Cuando el agua rompe hervor, metemos los ñoquis y revolvemos con mucho cuidado. Luego ponemos un poco de nuestra salsa en un recipiente, y nos preparamos para sacar los ñoquis. Tardan sólo un minuto o dos en cocinarse. Cuando flotan ¡están listos! Los sacamos con una espumadera.

Y eso es todo. Más fácil imposible, y se hacen rapidísimo también! Espero que los prueben y que me cuenten qué tal fue todo. Personalmente, los ñoquis son mi comida preferida, y no los como seguido, así que me puso muy feliz disfrutar de algo tan rico y casero después de tanto tiempo de no comer pastas. La salsa fue la excusa para usar los tomates de la huerta, pero ¡pueden acompañarlos con lo que prefieran! También me encantan con crema de leche y un poquito de queso azul.

¡Hasta la semana que viene!



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